Cómo promovemos dinámicas de grupos sanas en el mundo educativo.

31 de enero de 2023



“Cuando hablamos de convivencia en los centros educativos, es importante diferenciar entre conflictos, discriminación y bullying. 

 Ya hemos dicho que no podemos ni queremos prevenir los conflictos en la escuela. Queremos aprender y conflictuar de manera más creativa. 

 Pero sí queremos prevenir la angustia, el estrés, la violencia, las dinámicas de discriminación y el acoso. 

 Para diferenciar un conflicto de un proceso de discriminación ponemos el foco en los desequilibrios de poder. El bullying es la expresión extrema de una dinámica de discriminación. Hablamos de bullying cuando, además de existir un desequilibrio de poder, estas acciones u omisiones perduran en el tiempo. 

 Tomemos un momento para entender a qué nos referimos cuando hablamos de poder:
 
Entendemos el poder como la capacidad de influir e impactar en nuestro entorno. El poder no es ni bueno ni malo. Es una energía generadora y creativa. Cuando nos empoderamos, nos movilizamos. El poder se puede utilizar para cosas maravillosas. Es importante remarcarlo porque es muy común confundir el poder con el abuso de poder. Como si tener poder fuera algo negativo. Y no. Una convivencia sana es aquella donde las personas utilizan el poder para el bien común. Y en la que, cuando se dan abusos inconscientes de poder –hecho frecuente en la vida y en los conflictos– hay espacios para la escucha, el diálogo y el aprendizaje. 

 Por tanto, necesitamos aprender y enseñar a ser más conscientes del poder que tenemos, de nuestra capacidad de incidir en el entorno y de impactar en los demás, y hacerlo de manera responsable. Necesitamos aprender sobre qué significa utilizar responsablemente nuestro poder. Y también asumir responsabilidad cuando no hacemos un buen uso y causamos daño.

 No es un reto fácil... Vivimos en una sociedad llena de abusos de poder que se normalizan. 

 Una de las características principales del poder es que es complejo, contextual. El poder que tiene una persona en un grupo es una relación dinámica entre: 

 El rol que desempeña esa persona en ese grupo (profesor, alumna, nueva, antigua, que le gusta el fútbol o no, a favor de esta opinión o de aquella, etc.) 

-  Identidad social (lugar de procedencia, color de piel, género, orientación sexual, clase social, salud, discapacidades, etc.) 

- Historia de vida y experiencia con la autoridad. 

- Personalidad. 

- Contexto cultural momentáneo (es posible que no sea lo mismo estar en educación física que en clase de matemáticas, en la escuela que en casa, etc.)

Lo que estamos buscando para una convivencia sana es el dinamismo en las relaciones de poder. Todos los grupos tienen centros y márgenes. Las personas que representan los valores, las características o las actitudes que están más valoradas, están más al centro. Tienen más capacidad para incidir. Las personas que representan capacidades, características o actitudes que se valoran menos, están más al margen, no tienen tanta capacidad de incidir. 

Una dinámica de grupo sana es aquella en la que, quien está más al margen y más al centro varía dependiendo del foco de interés, de la actividad, del día. Aquella en la que todas las personas pueden encontrar el apoyo necesario para acceder a la sensación de fuerza interior. Cuando las dinámicas de poder se estancan y en una clase siempre son las mismas las que están al margen, tenemos el terreno cultivado para que aparezca la discriminación. Cuando esto sucede es más difícil que algunas personas puedan cultivar el acceso a la propia fuente de poder y bienestar. Este clima es lo que propicia la posibilidad de que haya dinámicas de bullying.” 

 Fragmento del Manual El arte de aprender a tratarse bien, de Sara Carro.

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capacitat d’incidir.

Fbien, de Sara Carro.

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