Un nosotros que ha crecido. Diez años de Fil a l’agulla.

9 de octubre de 2019

Con poca certeza y mucha fe, un grupo de mujeres y lesbianas, convencidas, sin nada que perder (estábamos al inicio de la crisis) y con mucha ilusión, comenzamos Fil a l’agulla, era el año 2009. Fil a l’agulla debía ser un proyecto de autoempleo, de transformación social y que nos permitiera desarrollarnos como personas y profesionales.

Las ganas de comenzar algo nuevo, juntas, con los saberes y las experiencias de vida tan diferentes de cada una, con la posibilidad abierta de emprender un nuevo camino, ilusionadas y a la vez con miedo, con ganas de asumir el reto y la incertidumbre, con ganas de transformar el mundo, de pensar y darle vueltas a los “porqués” y a los “cómos” de todo esto, de crear libremente propuestas estimulantes y transformadoras, dándonos permiso para equivocarnos y no estar de acuerdo. Un proyecto en el que pudiéramos decidirlo todo, que fuera realmente coherente e intentara transformar en nuestro interior lo que queríamos transformar en el exterior.

Cómo este camino inicial se ha ido diversificando y haciendo más claro, cómo también ha sido a veces pesado y otras veces ha estado lleno de luz, cómo las diferencias y el conflicto nos han hecho más fuertes, personal y colectivamente, cómo nos hemos cuidado y dado apoyo, cómo hemos ido creciendo y transformándonos conjuntamente con la cooperativa, definiendo roles, perfiles profesionales, haciéndola cada vez más humana y sostenible... Cómo cada día seguimos en este camino de aprendizaje y transformación continua.

Y vino la separación de las áreas; el arremangarse aún más para que cada área fuera rentable y para que cada una pudiera desarrollarse hacia donde quería. 'En Fil a l’agulla puedes hacer lo que imaginas, la cooperativa te dará apoyo', me había dicho muchas veces al principio. Y aquí comienza el trayecto propio de empoderamiento.​

Durante estos años hemos sentido que no solo estábamos construyendo una empresa o una cooperativa con el reto que eso ya representa, sino que de alguna manera hemos sentido que estábamos construyendo otra forma de vivir, de estar en el mundo, de generar economía, de organizarnos, de relacionarnos... y eso ha sido y sigue siendo revolucionario.​

Y hemos entrado en crisis y hemos tocado todos nuestros límites personales y grupales, y hemos llorado y hemos tenido conflictos y nos hemos enfadado... y, tal como un proceso alquímico, hemos ido convirtiendo esos momentos en nuevos aprendizajes y las crisis nos han llevado a lugares nuevos, tanto personalmente como en grupo, y el proyecto se ha transformado e incorporado personas, y hemos ido encontrando el camino.

Fil tiene vida propia, nos trasciende, es nuestro y es de todos los que se sientan parte. Fil no es solo una cooperativa de trabajo, también es una manera de hacer, una manera de estar, una esperanza compartida. Una manera de hacer que trasciende la dualidad, capaz de soñar y crear mundos más habitables, donde la diversidad no sea sinónimo de discriminación. Un lugar de aprendizajes, retos y transformaciones.​

Es un espacio de comunión, conjunción y fuerza para impulsar. Un espacio de creatividad, de imaginación y apertura. Es casa. Es el amor, entendido como la voluntad de nutrir nuestro desarrollo espiritual y el de los demás. Es el sentido. Compartir desde las profundidades, desde la víscera más dolorosa hasta la joya que estalla.​

Es una mezcla de momentos de mucha satisfacción, de excitación por el cambio constante y los retos, y algunos dolores de barriga. Es creatividad, implicación y compromiso al máximo. Y también es estar preocupada porque, ¿cómo haremos rentable el área de educación, o la de acompañamiento, y cómo haremos para que cada una pueda vivir donde quiere sin morir en el intento?​

Es un nosotros que ha crecido.​

Es el ensayo cotidiano de mirar con curiosidad lo que pasa en cada momento. Es la magia que no tiene que ver con la armonía, sino con la sabiduría profunda que emerge después de dar espacio a los remolinos de las aguas en movimiento. 

Es un lugar de mujeres y lesbianas que son un equipo y hacen equipo. Especialistas en el cuidado de las almas de las personas. De aquello que es esencial y nos hace mejores seres humanos. Un grupo de mujeres y lesbianas potentes y valientes que han sabido llevar al mundo una manera de incidir y transformar socialmente, con perspectiva de género, y que, lejos de quedar en los márgenes, han hecho eco de ello.

Comparteix 
etiquetes
Identificarse dejar un comentario